ARIAS
YEBRA,
Amable
(Bembibre del Bierzo, León, 1927 - San Sebastián, 1984)
Pintura.
San Sebastián
Amable Arias nace en Bembibre del Bierzo (León) el 29 de junio de 1927. Su infancia transcurre entre la escuela pública del pueblo, en la que destaca como alumno aventajado, despierto y de memoria excepcional, los juegos con los amigos, en un mundo lleno de libertad propio del medio rural en el que viven y los continuos disgustos familiares provocados por la brutalidad paterna y una economía deficiente. Amable Arias fue un niño revoltoso, inquieto y alegre. Con 9 años, sufre un fatal accidente jugando con los vagones estacionados en vía muerta, que condicionará toda su vida. Pasó, durante cinco años, por catorce dolorosas operaciones y estancias interminables en clínicas. A partir de entonces, siempre necesitó de muletas para caminar y soportará toda su vida serios problemas renales. La falta de actividad física hace que desarrolle una intensa vida interior, impulsada por su rica imaginación, y por la dedicación a la lectura, la escritura o el dibujo. En 1942 se traslada con sus padres a vivir a San Sebastián y comienza su atracción por el mundo artístico. Comienza su aprendizaje en el estudio-academia del pintor Ascensio Martiarena, pero la carencia de una formación pictórica de cierta continuidad le convierte en un autodidacta que desarrolla de forma autónoma su propio estilo. Sus primeras obras datan de 1952 y serán sus repetidas estancias en Bembibre, a donde acude todos los veranos, las más fructíferas desde el punto de vista artístico. En 1957 presenta Casas blancas en el VIII Certamen de Navidad de San Sebastián y en 1958 consigue su primer estudio. Comienza su periodo de afianzamiento a la vez que prepara su primera exposición individual en la Salas Aranaz Darrás de San Sebastián. En 1961 le conceden el premio de honor en el XI Certamen de Navidad y en julio de 1962 recibe el premio Salón de Verano del Ateneo Guipuzcoano. En estos años cultiva un estilo abstracto predominando el interés hacia las superficies y las texturas. Es nombrado presidente de la Asociación Artística de Guipúzcoa, cargo que ostenta hasta julio de 1964. En 1963 un viaje a París para ver una retrospectiva de Wassily Kandinsky, le convence firmemente en su avance hacia la abstracción. Este mismo año, participa en los dos únicos números que se publicaron de la revista de literatura y arte Noray, posteriormente participará en numerosas ocasiones en la revista Aquiana. En 1966 se gesta en Guipúzcoa el Grupo Gaur en el que participará junto a Nestor Basterretxea, Eduardo Chillida, Remigio Mendiburu, Jorge Oteiza, Rafael Ruiz Balerdi, José Antonio Sistiaga y José Luis Zumeta, organizando su primera exposición en abril-mayo de ese mismo año. Dos años más tarde inicia un período de inactividad, pero en 1970, con nuevo estudio en el Casco Viejo de San Sebastián, comienza una nueva etapa, de estabilidad en lo artístico y en lo sentimental. Será uno de sus momentos más fecundos, pués podrá pintar sin la precariedad anterior. Abstracción y figuración se integran armónicamente y se afianza su particular iconografía mágica de personajes oníricos y colores intensos. Es ahora cuando se une a Maru Rizo, el gran y definitivo amor que cambiará por completo su vida. Será su compañera, colaboradora en algunos trabajos y apoyo incondicional. A partir de 1971 realiza numerosas exposiciones y viajes a Florencia, Praga y París. En 1979 se agrava su salud, estando sus últimos años marcados por la enfermedad, aunque sigue manteniendo vivo el estímulo de explorarlo todo: técnica, procedimiento, formato... Incrementa la lectura y la escritura. En junio de 1980 publica su libro de poemas La Mano Muerta y un año después 23, obra colectiva con narraciones, cuentos y poemas. En 1982 las continuas infecciones que sufre le limitan enormemente no pudiendo ir al estudio a pintar al óleo por lo que se dedica a la obra sobre papel. Amable Arias muere el 29 de febrero de 1984 en San Sebastián. Amable Arias [Consulta : 19 enero 2022]. |